Maria Galvan Villegas' Obituary
OBITUARY FOR
MARIA VILLEGAS GALVAN
Nació el 17 de Agosto del año 1971en el Refugio Arroyo Seco Querétaro.
María fue la séptima hija de ocho hermanos en la familia.
Le sobreviven su esposo, Víctor Villegas, con quien estuvo felizmente casada por 21 años, sus padres Olivo Galván, su madre Albina Galván, 6 de sus hermanos que son: Mercedes, Raymundo, Alberto, Javier, Lucia y Álvaro.
Le precede su hermano Juan Carlos quien era el más pequeño de la familia y que falleció en el año 2006, con quien ahora María se ha ido a reunir y que su recuerdo sigue muy vivo en la familia.
María fue una mujer que se distinguió por ser siempre muy sonriente y alegre, desde muy pequeña su alegría y su sonrisa contagiaba a toda la familia y amigos.
El canto para Dios era lo que más disfrutaba y comenzó a participar en el coro de la iglesia de su pueblo desde muy temprana edad.
A los 18 años junto con su mama doña Albina se vienen para los estados unidos para reunirse con el resto de la familia que ya radicaba en la Ciudad de Longview Texas y así permanecer juntos toda la familia.
Fue en Longview donde años después se encontró con Víctor Villegas quien fue el amor de su vida y con quien contrajo matrimonio el 28 de Abril del año 2001.
María y Víctor su esposo desde que se casaron han sido miembros activos en la parroquia de San Antonio en Longview donde ambos participaban en el coro de la misa de los Sábados y en el ministerio de música del grupo de oración cada Miércoles.
Para María servir y alabar a Dios era algo muy especial en lo que ella se gozaba ya que de esta manera, agradecía a Dios por todo lo que Él le había regalado especialmente por el don de la vida de cada uno de los miembros de toda su familia.
Participaba activamente en el movimiento de renovación carismática, como en el movimiento de cursillos de cristiandad y en el movimiento conquistando las naciones para Cristo.
Amaba servir a Dios y su deseo era conocerlo cada día más y más, siempre preocupada por atender bien a su esposo Víctor y por cuidar mucho a sus viejitos (papas) de los cuales siempre estuvo pendiente.
Mary como algunos la llamaban nunca titubeo de su Fe a pesar de la lucha que llevo en el transcurso de su vida en diversas enfermedades.
Su risa, su alegría y cada una de las anécdotas y bellos momentos que paso tanto con su familia, amigos y su comunidad parroquial, quedaran muy bien grabados en el corazón de todos los que la conocieron.
“QUE SU ALMA Y SU ESPIRITU DESCANSEN EN LOS BRAZOS DE SU AMADO JESUS” (Mt.25,34)
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